Fundación Ciudad Literaria

“Su casa de Bellavista era pura fantasía. Creada en el último faldeo del cerro, escarpada, incómoda, miscelánea, secreta en el fondo de su callejón, fue la ‘casa chica’ del poeta, construida para Matilde antes de formar pareja oficial con ella: la casa de la amada que acepta que se la visite sólo discretamente para no herir lealtades más antiguas. Y La Chascona, apodo cariñoso con que Neruda designaba a Matilde, se llamó también la casa del cerro, que irradió su presencia en el barrio y fue la casa de los poemas de su madurez y de sus grandes actuaciones políticas”