Fundación Ciudad Literaria

La primera vez que le pegaron en la calle, Gustavo era joven, muy delgado, y le pasó por estar feliz, jugar a ser razonable y dárselas de superhéroe. (...) Había cruzado el parque por la noche con un par de pisco sour de más en el cuerpo, tarareando una canción romántica de amor despechado popularizada por la Paloma San Basilio como si fuera un himno a la alegría, con el ánimo por las nubes porque de algún modo en esos momentos de su vida la felicidad era algo posible, algo palpable, y de improviso vio que tres tipos con chaqutas de cuero estaban molestando a un flaco más flaco y más joven que él.