El humo del cigarro
“En fin, suspiraba don Eladio, perdida ya la voz, tosiendo, enredado en sus flatulencias y fumando, sin embargo, sin parar, con inseguros dedos de color de nicotina, no obstante la persecución de misiá Chela, las amenazantes advertencias del médico, advertencias que ella se encargaba de recordarle a cada rato, con infatigable majadería, pero los esfuerzos de misiá Chela, reiterados a lo largo de los últimos veinte años, se demostraban perfectamente inútiles, los ceniceros de la calle Merced o Lastarria, atestados de colillas, despedían un repugnante olor a tabaco enfriado y rancio”
	
    Los convidados de piedra  
  
	
    Jorge Edwards  
  
	
    Seix Barral   
  
	  		
    		Página:
  		
	
    270 - 271  
  
	  		
    		Año de publicación:
  		
	
    1978  
  
	  		
    		Edición:
  		
	
    1  
  
	  		
    		ISBN:
  		
	
    84-322-0337-8  
  
	  		
    		Genero:
  		
	
    Novela