Fundación Ciudad Literaria

"La Estación Mapocho era un armatoste gris recortado contra la negrura de la noche. Los camiones con frutas y hortalizas de la temporada empezaban a llegar a La Vega. Hacía frío. ¿Necesitái ayuda? A lo mejor yo puedo ayudarte. A mí nadie me puede ayudar. ¿Estái seguro de eso? Ándate, huevón, oh, ¿qué parte de la oración no entendís, culiao? ¿Necesitái plata? Yo te puedo dar plata. ¿Necesitái conversar? Conmigo podís conversar. ¿Necesitái comer? Ven, acompáñame. Límpiate los mocos, límpiate esas lágrimas infantiles y sebosas y negras y vamos a comernos unos completos"